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Con desfibriladores convierten a todas las sedes comunales en lugares cardioprotegidos

(Foto: clarin.com)

Los desfibriladores van ganando lugar en la Ciudad. Tanto en empresas privadas, como en organismos estatales, escuelas y estadios, se apela cada vez más a tener estos pequeños aparatos que cumplen una función de asistencia en casos de urgencia extrema. En espacios con gran afluencia de gente y en donde quizá no hay un departamento sanitario o los médicos se encuentran lejos de donde ocurre el problema, pueden salvar la vida a una persona. Básicamente porque con estos equipos, bien utilizados, entre el 80 y el 90% de las víctimas de muerte súbita logran llegar con vida a un hospital.

Con desfibriladores convierten a todas las sedes comunales en lugares cardioprotegidos

Los desfibriladores funcionan realizando automáticamente un diagnóstico al paciente y administrando las descargas eléctricas, en caso de necesitarlo, logrando restablecer el ritmo cardíaco del individuo afectado

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Se estima que hay unas 40 mil muertes súbitas al año; siete de cada diez, se producen fuera de un centro hospitalario, lo que habla a las claras de la importancia de contar con estos aparatos que, por otro lado, son una obligación, tal como contempla la ley 4077. El Gobierno porteño comenzó un proceso de colocación de desfibriladores y ahora todas las sedes y subsedes comunales (CGPC) cuentan con uno; también la oficina donde funciona la Secretaría de Descentralización, en Avenida de Mayo al 500. Esto significa que son 22 edificios cardioprotegidos.

Además, por supuesto, se capacitó al personal que trabaja en estas dependencias tanto en el uso del equipamiento, como en las demás técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP); alrededor de unas 550 personas. “Mientras más seamos los que sepamos cómo desempeñarnos ante un episodio cardiovascular, más protegidos estaremos y más vidas salvaremos. Vamos a continuar con la instalación de equipos como éstos en edificios municipales e instituciones deportivas. También vamos a capacitar a los vecinos», dijeron desde el Gobierno porteño. El edificio de la sede de gobierno, en Parque Patricios, cuenta con desfibriladores desde principios del año pasado.

En la cancha de Boca hay desfibriladores. Entre 2010 y 2015 en las tribunas se registraron seis episodios de infarto en medio de un partido, y en cinco de ellos pudieron salvar la vida de las personas afectadas.

Los desfibriladores son equipos sencillos que analizan el ritmo del corazón y que pueden ser manipulados por cualquier persona que haya tomado el curso. Estos aparatos funcionan realizando automáticamente un diagnóstico al paciente y administrando las descargas eléctricas, en caso de necesitarlo, logrando restablecer el ritmo cardíaco del individuo afectado.

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«Para tener un área cardioasistida hace falta tener un desfibrilador, y tener gente capacitada para usarlo y practicar RCP. Si se llega dentro del primer minuto a atender a la víctima de muerte súbita con uno de estos equipos y se le practica RCP, la posibilidad de que llegue viva al hospital es de entre el 80% y 90%”, detalló Mario Fitz Maurice, médico cardiólogo, especialista en Arritmias Cardíacas y Jefe del Servicio de Electrofisiología del Hospital Rivadavia.

En el ámbito de la Ciudad es obligatorio contar con un desfibrilador; se trata de la ley número 4077 votada en 2011 y promulgada en enero de 2012. El texto de la ley indica que deben contar con uno de estos aparatos aquellos «lugares públicos y privados de concurrencia masiva, o de alto riesgo«. En 2014 la ley fue complementada por la número 5053, que establece un financiamiento para los clubes de barrio inscriptos en el Registro Unico de Instituciones Deportivas de la Ciudad.

Boca Juniors innovó en este aspecto, aún cuando no existían leyes. En 2007 instalaron los primeros desfibriladores. Y los usaron: entre 2010 y 2015 en las tribunas se registraron seis episodios de infarto en medio de un partido, y en cinco de ellos pudieron salvar la vida de las personas afectadas. El año pasado incluso probaron en el estadio un drone con desfibrilador, para llegar más rápido al momento de un incidente.

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A nivel nacional existe desde 2015 una ley con el mismo espíritu: que los aparatos lleguen a lugares en donde se mueve mucha gente. Sin embargo no ha sido reglamentada.

«Este tipo de equipos tienen costos muy variables, porque depende de los sitios en los que van a estar instalados, no es lo mismo para un estadio en donde puede haber 40 mil personas, que una empresa con 100 empleados. Por otro lado las corporaciones y los gobiernos compran en cantidad y entonces los precios se abaratan. Pero tienen costos que pueden ir desde los $ 20 mil a los $ 50 mil; más la caja en el que se coloca, que tiene un sistema que activa una alarma e incluso una luz, habitualmente roja. La caja puede valer entre $ 1.000 y $ 3.000», contó a Clarín un importador de este tipo de aparatología.

 

 

 

 

Fuente: http://clarin.com

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